viernes, 18 de diciembre de 2015

Maneja con cuidado las discusiones y diferencias













Acéptate como eres, así como a tus errores. Aunque las diferencias entre ambos hayan llegado a ser una molestia, recuerda que hubo un tiempo en que eso parecía emocionante. 
Piensa en ello antes de enfrentarte a tu pareja.

Las diferentes perspectivas son importantes, ya que ellas permiten ver múltiples caras de una misma historia. Escucha la posición de tu pareja, y comparte las suyas también. #*No trates de que sobresalga o sea más importante tu punto de vista que el de la otra parte, ya que generalmente eso no lleva a nada. Nunca trates de 'ganar' a la otra persona.

Eventualmente, ambos pueden estar equivocados en alguna cosa que están tratando, independientemente de tus apreciaciones.

Asume la responsabilidad de las cosas que hayas hecho mal. Exterioriza que te arrepientes de tu error y pide disculpas si es necesario. Pide siempre disculpas por los errores o malas acciones. Sin embargo, un simple "lo siento" no es suficiente. También tienes que hacer un esfuerzo para evitar cometer el mismo error en el futuro.


Habla y resuelve malos entendidos. No asumas las cosas ni prejuzgues, opta por hablar. No importa cuánto tiempo han estado juntos, siempre habrá cosas que no saben el uno del otro.

Más que eso, todos nosotros crecemos y cambiamos con el tiempo y no somos fieles a nosotros mismos. Lo que pudo haber sido la manera preferida de tu cónyuge de hacer algo hasta hace cinco años, ahora puede haberse convertido en una tarea repetitiva.

No des por sentado que las cosas son estáticas y siempre perfectas. Deja espacio a los demás para crecer y cambiar, y que puedan variar su forma de pensar a lo largo de los años ¡ten en cuenta que todo esto también te pasa a ti!


3
Haz de la comunicación un ingrediente fundamental de la relación. La falta de comunicación es un gran problema en muchas relaciones y, conforme pasa el tiempo, la pareja tiende a hablar cada vez menos. Pero tienes que tener en cuenta que la comunicación es la mejor manera de decirle a tu ser querido lo mucho que lo amas, de resolver las cosas en la vida diaria y de conocerse mutuamente.

Recuerda, la mitad de la comunicación consiste en hablar y la otra mitad en escuchar. #*Por otro lado, si te has convertido en el felpudo de tu matrimonio, es hora de empezar a decir cómo te sientes, ofreciendo tus razonamientos y dando tu opinión sobre cómo te gustaría hacer de ahora en adelante ciertas cosas.

Puede que te lleve tiempo desarrollar el coraje para practicarlo, pero hacerlo en pequeños pasos y poco a poco, empezará a cambiar tu enfoque de las cosas y no aceptar simplemente las cosas tal como siempre han parecido ser.


Ten sentido del humor. No te tomes tus propios errores demasiado en serio. Nadie es perfecto, ríete siempre que puedas. Ríete con tu pareja, no del otro. Los errores son muy a menudo compartidos, especialmente si hay decisiones conjuntas y puede uno luego reírse de ellos.


5
Ten cuidado de las palabras que pronuncias. No menosprecies a tu pareja, por ejemplo: se rompe el florero de cristal por accidente. No digas: '¡Mira que eres torpe!'. Esas palabras son dolorosas y degradantes. Analiza los hechos y piensa, primero, que ya no se puede hacer nada, segundo, que lo mismo te podría haber pasado a ti y, tercero, que no te hubiera gustado que te tildaran por una persona inepta solo por haber tenido un accidente.


Haz preguntas y escucha activamente. Aprenderás muchas más cosas y te irá mejor con la boca cerrada y con la mente abierta. Recuerda que tienes una boca y dos orejas, para escuchar el doble de lo que hablas. Si se ha llegado a tener el hábito de decirle a tu cónyuge lo que debe hacer, es hora de parar de señalar el camino y dejar a tu pareja que comience a hacer.

Discute en voz baja y elige las palabras que vas a usar. ¿Crees de verdad que es más importante cómo dices las cosas (gritando, en voz baja,...) que lo que quieres decir? Mantén la calma y habla en un tono de voz normal. Recuerda que una persona es dueña de sus pensamientos y esclava de sus palabras.

Puedes llegar a decir cosas que pueden ser malinterpretadas solo porque te expresas abruptamente.

En el momento en que expreses tus pensamientos, procura hacerlo con las palabras correctas, sobre todo si es un asunto problemático.

No discutan de pie, elijan un lugar donde se puedan sentar y discutir un problema como adultos maduros. El permanecer de pie altera más los nervios y no ayuda a razonar y desarrollar bien un tema.

Y por supuesto, no debes faltar o insultar a la otra persona, ya que a partir de ese momento, la discusión se centrará, no en el problema por el que suscitó la discusión, sino en que "tú me dijiste..., tu me has insultado..., tú has dicho que yo era..." y ya no se podrá resolver el problema original, tomando el mismo un alcance inmensurable.


Respeta al otro (especialmente en público). Herir en público a la otra persona puede molestar profundamente y causar una gran humillación. No es necesario resaltar errores o importunar a tu pareja cuando están frente a alguien más, seguramente se trate de un asunto que lo pueden remediar en privado.


9
Trata de mantener comunicación frecuente, profunda y honesta. Asegúrate de que tu pareja es la prioridad en tu vida. Toma interés en la vida y sentimientos de tu cónyuge. Pregúntale cómo le fue durante el día o cómo se encuentra. Comparte tus pensamientos y sentimientos con ella. Asegúrate de que no se sienta abandonada y que siempre estarás allí para comunicarte con ella.






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